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UC - Críticas


País: España.
Año: 2007.
Duración: 113 min.
Género: Drama.

Dirección: Gracia Querejeta.
Guión: David Planell y Gracia Querejeta.
Producción ejecutiva: Elías Querejeta, Tedy Villalba y Gracia Querejeta.
Música: Pascal Gaigne.
Fotografía: Ángel Iguácel.
Montaje: Nacho Ruiz Capillas.
Dirección artística: Llorenç Miquel.
Vestuario: Maiki Marín.

Estreno en España: 5 Octubre 2007.


DESPRENDERSE DEL PASADO PARA AFRONTAR EL FUTURO

"Siete mesas de billar francés" es la nueva apuesta de Gracia Querejeta y en ella salta del drama más emotivo a los momentos cómicos más divertidos y lo hace de manera consecuente y con estilo gracias a un guión impecable. Ya puedo adelantar que para mi es la mejor película vista de momento en el Festival junto a “Eastern Promises” de Cronenberg.



La historia se centra en Ángela (interpretada de manera serena y sentida por Maribel Verdú, que he de reconocer que no es santo de mi devoción, pero que últimamente me está obligando a alabarla por su buen hacer tanto aquí como en “El laberinto del Fauno”, por ejemplo) y su hijo que viajan a la gran ciudad ante la repentina enfermedad de su respectivo padre y abuelo. Cuando llegan, ya ha muerto, se lo comunica su amante que además le habla sobre la ruina en la que ha caído el negocio familiar, un local con siete mesas de billar francés. Después de enterarse que su marido la ha estado engañando durante muchos años y en varios ámbitos, decide quedarse en la ciudad y regenerar el negocio y convertirlo en lo que fue.



Según su propia directora, “los personajes chocan entre ellos como bolas de billar y se abren los ojos los unos a los otros, lo que les reconcilia tras los secretos y malos entendidos que les separaban”. Y es que la ausencia del difunto es la presencia que tuvo maniatados en vida a todos los personajes y sigue haciéndolo ahora desde el recuerdo, por eso juntos deberán luchar por desprenderse de esa presencia y centrarse en sus vidas que ya casi no recuerdan en que punto las dejaron.




La película tiene una narrativa sencilla pero poderosa, amarga pero divertida, siempre cautivadora. La combinación entre drama y comedia funciona perfectamente y siendo en esencia un drama tiene los momentos más desternillantes vistos en el Festival (pienso en la escena del tuerto y del restaurante chino, por poner dos ejemplos), arrancando las más sonoras carcajadas que luego se tornaban en llantos contenidos.



Una película especial, intensa y con sabor a buen cine (algunos le achacan que es rancia, para mi huele a cine clásico), hecho aquí y aunque la acogida de la crítica no ha sido sorprendentemente entusiasta (y digo sorprendentemente porque tampoco se acostumbra a ver películas tan redondas en la actualidad de nuestro cine), apunta claramente a varios galardones del palmarés.
Mención a parte merecen las interpretaciones de todos los actores que están estupendos, naturales, cercanos y creíbles, y se habla de una posible Concha para la Verdú aunque sería injusto dejar de lado a Blanca Portillo que está nuevamente magnífica o a Lorena Vindel, que las secunda con eficacia.



Sólo se le puede achacar un hándicap (y no sería culpa del film en sí) y es la coincidencia de una de las sub-tramas con la también en competición “Mataharis”, la casualidad ha querido que ambos guiones contengan una parte de la trama idéntica que perjudica a “Siete mesas...” por haberse visto después, pero si uno compara la credibilidad de una y otra, para mi no hay color y “Siete mesas...” gana por goleada, aunque como digo la crítica no ha sido especialmente entusiasta por aquí y en cambio a “Mataharis” no la han dejado mal del todo. Veremos lo que pasa...


UC (Daniel Farriol).

TRAILER